En la ciudad de Cuenca, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, será difícil no enamorarse de las calles empedradas y las casas que cuelgan delicadamente sobre el acantilado.

Cuenca compone un asentamiento de dos lados; la ciudad nueva y la ciudad antigua amurallada, que se encuentra en lo alto de una montaña.

Si bien hay algunos museos en la parte nueva y baja de la ciudad, la mayoría de las atracciones turísticas se encuentran en el casco antiguo.

La Catedral de Santa María la Mayor, data del siglo XII, se encuentra en el mismo lugar que una mezquita cientos de años atrás.

Entre los hitos más importantes de Cuenca, el Puente de San Pablo es uno de los más populares, un puente peatonal construido originalmente en el siglo XVI para conectar el convento de San Pablo con el casco antiguo sobre el río Huécar.

Las casas colgadas, son el principal atractivo de Cuenca, con sus balcones de madera, solían bordear gran parte de los acantilados, pero ahora solo quedan unos pocos. Remontándose al siglo XIV, es bastante impresionante que incluso algunos de estos todavía se puedan admirar e incluso visitar por dentro.

Cuenca se disfruta paseando por sus calles antiguas, descubriendo callejones pintorescos y rincones escondidos. Fascinantes monumentos históricos y fabulosas vistas a cada paso.

Cuenca también cuenta con destacados museos de arte y festivales. Para una experiencia cultural gratificante, hay que visitarla durante Semana Santa para asistir al Festival de Música Religiosa.